Mi aportación al día mundial del SIDA
Publicado: 02 Dic 2006 02:22
¿Qué define a todas las enfermedades? Yo diría que la disminución de la capacidad de obrar y de pensar, pero no parece bastante. Porque ahí tenemos al hambre, a la sed y al sueño, que no son patologías -o se nos hace muy extraño llamarlas así- y provocan estos mismos efectos.
Podría alegarse que la enfermedad no puede ser una carencia actual común al género humano, como lo son el hambre y demás, por formar parte de las funciones regulares de nuestro organismo. Ello es discutible, dado que el género no prescribe número (Adán junto a Eva comprendía toda la humanidad) y también caben las pandemias.
Una última objeción que se me ocurre es que se nos exija que la enfermedad proceda de agentes externos. Ahora bien, tal excluiría a las enfermedades genéticas, por lo que se rechaza.
Se ve, entonces, que la salud no puede fijarse en términos de regularidad o irregularidad actual. No sabemos si nuestro grupo es degenerado o no hasta que no poseamos una noción clara de lo que significa estar enfermo, por lo que no conviene asumir lo que se trata de demostrar.
Anticipo que, según creo, la salud es una probabilidad de supervivencia superior al 50%, dentro de los límites temporales de los seres finitos. Y si la vida es precondición de toda obra y pensamiento, la muerte será el fin al que se dirijan todas las enfermedades, como la experiencia nos prueba.
Bien, se puede morir de hambre. Lo cual no deja de tener sus causas, que podríamos llamar "patógenas", ya que provocan disfunciones en los órganos. ¿Qué escapatoria nos queda? Agregar algo más a nuestra definición de lo patológico. Podría quedar así:
1) Aquello que disminuye mi capacidad de obrar y pensar.
2) Aquello que no contribuye a mi supervivencia.
El hambre, la sed y el sueño sí contribuyen a que nuestras posibilidades de sobrevivir sean mucho mayores que si tuviésemos esas funciones subordinadas a nuestra mera disciplina voluntaria. Pero la gripe no, y la lepra o la mononucleosis tampoco.
Avancemos algo más. Las acciones, como es obvio, son el modo en que canalizamos todas nuestras capacidades físicas y cognitivas. Mientras que las pasiones son la manera en que las obstruimos, o mejor dicho, la manera en que la acción de otro cuerpo las obstruye en nuestro organismo. Luego, las pasiones son enfermedades, ya que cumplen el punto 1) y, salvo que incumplan el 2), esto es, no contribuir a la supervivencia, lo serán completamente y según la definición acordada.
Por ejemplo, cansarse sin ningún fin racional no sería una enfermedad siempre que de dicho ejercicio se siguiera un desarrollo de la masa muscular, que me hace en principio más apto para sobrevivir. Pero el copular, vulgo follar, ya es algo distinto. No hay forma de asimilar el sexo al deporte: quien lo practica mucho, a diferencia del atleta, no se ve robustecido, sino todo lo contrario. Es una pasión, puesto que nos agota y nos impide pensar, pero puede servir para desentumecernos de pasiones mayores. Vayamos, sin embargo, al caso concreto donde el desentumecimiento ya no tenga más sentido. Ceder al acto sexual es permitir que un cuerpo extraño tome cierto control sobre el tuyo. Se da el factor de exterioridad en la causación, aunque ya hemos visto que no era esencial para definir las enfermedades. Ahora bien, respecto a 2), es una pasión con fines que sí contribuyen a mi supervivencia, en tanto que me ayudan a crear una prole que refuerza los lazos de solidaridad en mi entorno, lo que llamamos familia.
Resultado de todo esto. Si yacéis sin fines reproductivos, estáis enfermos. No discuto aquí la conveniencia social de hacerlo o no, sino la clasificación patológica del hecho, dentro de los parámetros de apreciación establecidos en mi disertación. Así, los homosexuales serían enfermos "per se", mientras que los heterosexuales sólo eventualmente.
Podría alegarse que la enfermedad no puede ser una carencia actual común al género humano, como lo son el hambre y demás, por formar parte de las funciones regulares de nuestro organismo. Ello es discutible, dado que el género no prescribe número (Adán junto a Eva comprendía toda la humanidad) y también caben las pandemias.
Una última objeción que se me ocurre es que se nos exija que la enfermedad proceda de agentes externos. Ahora bien, tal excluiría a las enfermedades genéticas, por lo que se rechaza.
Se ve, entonces, que la salud no puede fijarse en términos de regularidad o irregularidad actual. No sabemos si nuestro grupo es degenerado o no hasta que no poseamos una noción clara de lo que significa estar enfermo, por lo que no conviene asumir lo que se trata de demostrar.
Anticipo que, según creo, la salud es una probabilidad de supervivencia superior al 50%, dentro de los límites temporales de los seres finitos. Y si la vida es precondición de toda obra y pensamiento, la muerte será el fin al que se dirijan todas las enfermedades, como la experiencia nos prueba.
Bien, se puede morir de hambre. Lo cual no deja de tener sus causas, que podríamos llamar "patógenas", ya que provocan disfunciones en los órganos. ¿Qué escapatoria nos queda? Agregar algo más a nuestra definición de lo patológico. Podría quedar así:
1) Aquello que disminuye mi capacidad de obrar y pensar.
2) Aquello que no contribuye a mi supervivencia.
El hambre, la sed y el sueño sí contribuyen a que nuestras posibilidades de sobrevivir sean mucho mayores que si tuviésemos esas funciones subordinadas a nuestra mera disciplina voluntaria. Pero la gripe no, y la lepra o la mononucleosis tampoco.
Avancemos algo más. Las acciones, como es obvio, son el modo en que canalizamos todas nuestras capacidades físicas y cognitivas. Mientras que las pasiones son la manera en que las obstruimos, o mejor dicho, la manera en que la acción de otro cuerpo las obstruye en nuestro organismo. Luego, las pasiones son enfermedades, ya que cumplen el punto 1) y, salvo que incumplan el 2), esto es, no contribuir a la supervivencia, lo serán completamente y según la definición acordada.
Por ejemplo, cansarse sin ningún fin racional no sería una enfermedad siempre que de dicho ejercicio se siguiera un desarrollo de la masa muscular, que me hace en principio más apto para sobrevivir. Pero el copular, vulgo follar, ya es algo distinto. No hay forma de asimilar el sexo al deporte: quien lo practica mucho, a diferencia del atleta, no se ve robustecido, sino todo lo contrario. Es una pasión, puesto que nos agota y nos impide pensar, pero puede servir para desentumecernos de pasiones mayores. Vayamos, sin embargo, al caso concreto donde el desentumecimiento ya no tenga más sentido. Ceder al acto sexual es permitir que un cuerpo extraño tome cierto control sobre el tuyo. Se da el factor de exterioridad en la causación, aunque ya hemos visto que no era esencial para definir las enfermedades. Ahora bien, respecto a 2), es una pasión con fines que sí contribuyen a mi supervivencia, en tanto que me ayudan a crear una prole que refuerza los lazos de solidaridad en mi entorno, lo que llamamos familia.
Resultado de todo esto. Si yacéis sin fines reproductivos, estáis enfermos. No discuto aquí la conveniencia social de hacerlo o no, sino la clasificación patológica del hecho, dentro de los parámetros de apreciación establecidos en mi disertación. Así, los homosexuales serían enfermos "per se", mientras que los heterosexuales sólo eventualmente.