Editorial WSJ
Publicado: 21 Abr 2004 09:45
Wall Street Journal, martes 20 de abril de 2004.
"Durante meses, José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió repetidamente a revertir el curso de la Política Exterior española. Aunque sorprende que el nuevo primer ministro quiera desandar todo el camino hasta la época de Franco.
Parece que el viejo grito del Generalísimo: 'Europa acaba en los Pirineos' puede ahora ser escuchado otra vez en Varsovia, Roma, Londres, La Haya, Copenhague y otras capitales que aportan tropas a Irak. La apresurada retirada española deja a esos europeos, especialmente a los polacos, en la estacada. Las tropas españolas sirvieron honorablemente en el contingente de pacificación liderado por Polonia en el sur de Irak.
La ruptura de filas de España se produce exactamente dos semanas antes de que la Unión Europea se amplíe dando entrada a Polonia y a otros nueve miembros. Todos enviaron soldados a Irak: "Incluso los diplomáticos franceses y alemanes, serenamente felices por la salida del asertivo Aznar de La Moncloa, estaban pasmados por la repentina reversión de la Política Exterior.
La retirada tendrá efectos, en primer lugar, para los propios iraquíes, que en las ciudades de Najaf y Diwaniya estaban agradecidos por la ayuda española en proveer seguridad para la reconstrucción.
Los españoles, mejor que la mayoría de europeos, deberían comprender la dificultad de una transición de la dictadura a la democracia. Después de la muerte de Franco en 1975, dispusieron de una vasta ayuda de la Unión Europea y la OTAN. Los iraquíes sólo están pidieron una ayuda similar.
Al igual que Franco, Zapatero da la impresión de pensar que España puede retirarse al interior de una concha, lejos de los problemas del mundo. El rebrote del antiamericanismo, además, evoca los días de Franco. Las políticas de aquella era no sirvieron bien a España. Es una ilusión especialmente peligrosa en un el mundo de hoy, en el que el extremismo amenaza a todas las democracias abiertas por igual, que los países puedan considerarse a resguardo del fuego.
Zapatero debería explicar a sus votantes cómo conseguir que una España reducida a menos que un jugador en los asuntos del mundo sirva a sus intereses.
La orden de retirada dada por Zapatero contrasta con la firmeza de los aliados japoneses e italianos. Si fuera por el ejemplo de España, los terroristas que secuestraron recientemente a cooperadores japoneses e italianos creerían firmemente que bastará con tomar otros rehenes para que los aliados huyan.
Quizá sirva como excusa la escasa experiencia internacional de Zapatero, pero es evidente su primer gran movimiento de política exterior devuelve a España a una era que sus aliados pensaron equivocadamente que había sido superada."
"Durante meses, José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió repetidamente a revertir el curso de la Política Exterior española. Aunque sorprende que el nuevo primer ministro quiera desandar todo el camino hasta la época de Franco.
Parece que el viejo grito del Generalísimo: 'Europa acaba en los Pirineos' puede ahora ser escuchado otra vez en Varsovia, Roma, Londres, La Haya, Copenhague y otras capitales que aportan tropas a Irak. La apresurada retirada española deja a esos europeos, especialmente a los polacos, en la estacada. Las tropas españolas sirvieron honorablemente en el contingente de pacificación liderado por Polonia en el sur de Irak.
La ruptura de filas de España se produce exactamente dos semanas antes de que la Unión Europea se amplíe dando entrada a Polonia y a otros nueve miembros. Todos enviaron soldados a Irak: "Incluso los diplomáticos franceses y alemanes, serenamente felices por la salida del asertivo Aznar de La Moncloa, estaban pasmados por la repentina reversión de la Política Exterior.
La retirada tendrá efectos, en primer lugar, para los propios iraquíes, que en las ciudades de Najaf y Diwaniya estaban agradecidos por la ayuda española en proveer seguridad para la reconstrucción.
Los españoles, mejor que la mayoría de europeos, deberían comprender la dificultad de una transición de la dictadura a la democracia. Después de la muerte de Franco en 1975, dispusieron de una vasta ayuda de la Unión Europea y la OTAN. Los iraquíes sólo están pidieron una ayuda similar.
Al igual que Franco, Zapatero da la impresión de pensar que España puede retirarse al interior de una concha, lejos de los problemas del mundo. El rebrote del antiamericanismo, además, evoca los días de Franco. Las políticas de aquella era no sirvieron bien a España. Es una ilusión especialmente peligrosa en un el mundo de hoy, en el que el extremismo amenaza a todas las democracias abiertas por igual, que los países puedan considerarse a resguardo del fuego.
Zapatero debería explicar a sus votantes cómo conseguir que una España reducida a menos que un jugador en los asuntos del mundo sirva a sus intereses.
La orden de retirada dada por Zapatero contrasta con la firmeza de los aliados japoneses e italianos. Si fuera por el ejemplo de España, los terroristas que secuestraron recientemente a cooperadores japoneses e italianos creerían firmemente que bastará con tomar otros rehenes para que los aliados huyan.
Quizá sirva como excusa la escasa experiencia internacional de Zapatero, pero es evidente su primer gran movimiento de política exterior devuelve a España a una era que sus aliados pensaron equivocadamente que había sido superada."