Permette?

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Carmelo
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Permette?

Mensaje por Carmelo »

Quería yo hablar de la película esta (era mi intención, por lo menos, ya que me causó impresión honda en su momento) que se intitula:

Permette? Rocco Papaleo

Bueno. Ese es el original. Aquí le pusieron otro que mola bastante menos, “Un italiano en Chicago”. Psa.
Supongo que estamos todos de acuerdo en que este filme es una obra maestra. Claro, eso los que la hayan visto. Sin verla es más difícil apreciarla.
La verdad es que hace bastante tiempo que la vi (inconveniente). Igual no me acuerdo bien de algunos detalles (a consecuencia de ello).

Pero desde aquí la recomiendo vivamente a todo el que tenga oportunidad. Yo estoy dispuesto a volver a verla para recordar mejor las cosas, rememorarla. Así que esta recomendación va para todos, para mí también. Incluso.

La cosa es que Rocco abandona una Sicilia profunda que huele a cabra y caminos pedregosos para medrar en las américas donde llegará a ser nada menos que ascensorista de mina. No recuerdo bien donde, no sé, creo que en Alaska o algo por el estilo. Eso es lo de menos.

Lo importante es que con unos colegas decide irse en tren a Chicago a ver un combate de boxeo. Había sido púgil en sus años mozos y eso tira.

En un momento dado se separa de ellos y lógicamente va a comprarse una lámpara a unos grandes almacenes (tipo galerías preciados).
¡Mísera cabaña-bungalow adosada en la que habita!, tristemente iluminada por una bombilla colgando de un cable. Hay que poner remedio. Encuentra una lámpara enorme, enseguida lo ve claro.

Desplazarse con el armatoste ese por un Chicago lleno de gente es un poco coñazo, pero si te atropellan ya has hecho el día.
Oye, si la tía esa que te atropella es Jenny (Lauren Hutton en sus mejores tiempos) ¿qué?
Pues eso.

Rocco Papaleo es Marcelo Mastroianni. Menudo.

La otra le atropella. Le aplasta la lámpara. Qué putada. Ahora ya no puede llegar al combate. Menos mal que le invita a verlo por la tele en su casa. Rocco nunca la vio más gorda. ¡Una supermodelo! De eso no había en Sicilia. A ver si va a querer algo.

A partir de ahí una serie de azarosos malentendidos conducen a Rocco a pernoctar en la calle. En las tuberías de una obra, tapao con unos cartones.

En ese hotel conocerá a M.H. Kan o H.M. Kan (o similar, no recuerdo con exactitud), un viejales que dice llevar una bomba y la puede preparar parda en cualquier momento. Así que cuidadín. Encima no ve ni torta el hombre.

Un bar muy sórdido. Una puta más sórdida todavía. Madre del amor hermoso. Qué cosa.

Que te pueden robar cincuenta dólares en cualquier momento. Que te quedas tirao.
En Chicago, jolines, que no conoces a nadie. Ah bueno sí, a la supermodelo. Jenny.

Historias de quedarse con un palmo de narices y esas cosas.
Te pueden dejar el corazón un poquillo encogido a veces, pero te echas unas risas.

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