Hablando de documentales del espacio buenos y malos, aquí va uno bueno que curiosamente no trata sobre lunas. En inglés sin subtítulos. Ahora bien, si sois de esos horteras que cuando hacen fiestas en casa gustan de poner un DVD con imágenes psicodélicas, probad con éste:
Hubble: 15 years of Discovery (2005)Y es que el telescopio espacial Hubble ha supuesto en la exploración espacial lo que la penicilina a la medicina, lo que la imprenta a la difusión de la cultura, lo que Loles a la alianza de civilizaciones. Por dos razones: primero porque está fuera de la atmósfera terrestre y sus resultados no se ven enturbiados por todas esas moléculas engorrososas que nos permiten seguir vivos, y segundo, porque está a mano y se puede ir actualizando. Por ejemplo, las Voyager nos siguen enviando imágenes y datos valiosísimos aplicando una tecnología de los años setenta. Al Hubble lo ponen a punto cada dos por tres, lo complementan con nuevos gadgets y sustituten lo que se va quedando obsoleto o deteriorado. A parte de que el Hubble ve más y mejor, es lo más parecido que ha creado la humanidad a una máquina del tiempo.
A alguien se le ocurrió un experimento que dividió a la comunidad científica: apuntar su objetivo hacia una región del espacio aparentemente vacía, sin estrellas, y dejarlo enfoncado ahí durante... diez días seguidos, interrumpiendo así otras investigaciones que se estaban llevando a cabo. Diez días enfocando al mismo sitio lo hicieron sobrexponerse a la luz que llegaba de esa región. Sabemos que la luz que nos llega ha tenido que recorrer una distancia en años/luz. De manera que lo que nos llega, a parte de estar lejos, tiene el aspecto que tenía cuando esa luz inició su viaje. Es decir, cuando miramos al sol, no vemos el sol, vemos cómo era el sol hace cinco minutos, cuando su luz inició su viaje hacia la Tierra.
Lo que el Hubble registró en ese experimento fueron protogalaxias lo suficientemente primitivas y lejanas como para ser consideradas los primeros embriones de galaxias que se estaban creando después del big-bang, galaxias que hoy en día ya no existen. Es como tener una cámara que, sobrexponiéndola a la Sierra de Gredos, nos diera una imagen de los animales que vivían ahí en el Jurásico, y en acción. Lógicamente esto no funcionaría en la sierra de Gredos, pero ahí afuera es otro cantar.
Al contrario que el resto de las ciencias, la astronomía, complementada con instrumentos como el Hubble, confirma, en lugar de desmentir, la mano del Creador.