Si algo he aprendido en la vida, hamigos, es que la culpa se las hay que echar a otros. Pues bien, la culpa de que yo no sea naiden en la bida y haya derrochado cientos de miles de pesetas, de veinticinco en veinticinco, es de juegos como el de los frisbis, el snow brothers y el que desnudabas a las pibas con el lapiz mientras el avatar de Michael Jackson y Terminator iba sufriendo una paliza.
Pero el único capaz de sablearme las monedas de quinientas era el Mutant Fighter.

Qué difícil. Lo bueno es que se podía jugar contra un amigo (himaginario) con un solo crédito.
Asín te lo digo.