No elegí los guantes de curandero
Publicado: 19 Nov 2003 14:13
Nunca pedí tu vida. solo pedí tu corazón.
Jamás pedí tu sacrificio, solo que compartieras tu alma.
No deseé poseerte, solo contemplarte y sentirme orgulloso que me eligieras.
Nunca quise que me necesitaras, solo que me quisieras.
¿Por qué quisiste encerrarme?
¿No te das cuenta que te enamoraste de mí en libertad?
¿Por qué me los diste? No elegí los guantes de curandero.
¿Por qué intentaste obligarme del único modo que conocías?
¿Acaso no sientes que la lástima jamás sustituirá al amor?
¿Acaso no tienes ojos para ver que eso te alejó más de mi?
¿Acaso no tienes mente para comprender que ser víctima te impide ser amante?
¿Y por qué no entiendes que ahora ya no esté contigo?
¿No ves lo transparente que fue todo?
En realidad no quisiste cerrar tus ojos para siempre
sino los míos.
Te encontré a tiempo. Conseguí evitarlo.
Era lo que deseabas, aunque realmente no lo esperabas.
Me prometí que nunca volvería a ocurrir.
Y cuando volviste a abrir los ojos, ahí estaba yo.
Viste en mis ojos lo que siempre quisiste ver.
Oíste de mi boca lo que tanto ansiabas oir.
Te di lo que deseabas, me anulé a mí mismo.
Pero todo fue en vano.
Promesas fútiles,
vidas imposibles,
máscaras inaguantables.
Después, en los meses que siguieron hasta el final,
¿Cómo pudiste estar tan ciega a los síntomas?
Ese absoluto servilismo, temeroso de tus reacciones.
Esa completa dedicación, tan diferente a nuestras peleas de siempre,
Esos arrebatos de rabia y furia por una vida perdida,
Ese encierro en mí mismo,
Ese regreso a vicios perdidos tiempo ha,
Esa muerte en vida que fue mi vida contigo
hasta que ya no pude más.
Todavía siento tu dolor más que el mío.
Todavía no puedo pensar en tí sin caer en la oscuridad.
Aunque se que estás bien, yo todavía no.
Cada vez más, solo pienso en el dolor de aquellos miles que deben sufrir más que tú,
y en el fondo, lo hago para olvidar mi propia muerte,
mi incapacidad de sentir desde entonces.
Jamás pedí tu sacrificio, solo que compartieras tu alma.
No deseé poseerte, solo contemplarte y sentirme orgulloso que me eligieras.
Nunca quise que me necesitaras, solo que me quisieras.
¿Por qué quisiste encerrarme?
¿No te das cuenta que te enamoraste de mí en libertad?
¿Por qué me los diste? No elegí los guantes de curandero.
¿Por qué intentaste obligarme del único modo que conocías?
¿Acaso no sientes que la lástima jamás sustituirá al amor?
¿Acaso no tienes ojos para ver que eso te alejó más de mi?
¿Acaso no tienes mente para comprender que ser víctima te impide ser amante?
¿Y por qué no entiendes que ahora ya no esté contigo?
¿No ves lo transparente que fue todo?
En realidad no quisiste cerrar tus ojos para siempre
sino los míos.
Te encontré a tiempo. Conseguí evitarlo.
Era lo que deseabas, aunque realmente no lo esperabas.
Me prometí que nunca volvería a ocurrir.
Y cuando volviste a abrir los ojos, ahí estaba yo.
Viste en mis ojos lo que siempre quisiste ver.
Oíste de mi boca lo que tanto ansiabas oir.
Te di lo que deseabas, me anulé a mí mismo.
Pero todo fue en vano.
Promesas fútiles,
vidas imposibles,
máscaras inaguantables.
Después, en los meses que siguieron hasta el final,
¿Cómo pudiste estar tan ciega a los síntomas?
Ese absoluto servilismo, temeroso de tus reacciones.
Esa completa dedicación, tan diferente a nuestras peleas de siempre,
Esos arrebatos de rabia y furia por una vida perdida,
Ese encierro en mí mismo,
Ese regreso a vicios perdidos tiempo ha,
Esa muerte en vida que fue mi vida contigo
hasta que ya no pude más.
Todavía siento tu dolor más que el mío.
Todavía no puedo pensar en tí sin caer en la oscuridad.
Aunque se que estás bien, yo todavía no.
Cada vez más, solo pienso en el dolor de aquellos miles que deben sufrir más que tú,
y en el fondo, lo hago para olvidar mi propia muerte,
mi incapacidad de sentir desde entonces.