A las siete en Les Deux Magots

[FelixSeAzuza]

Desde aquí podemos ver a los japoneses con impermeables de plástico y su guía de París mojada, a Vargas Llosa cruzando con aroma criollo y deleitarnos con la impertinencia de los camareros parisinos, mientras despellejamos obras y amores.

Venid.
Rápido, que nos dejan sin sillas.

[Juan Manuel de Prada]

Me siento acrisolado, republicano y perverso en una tertula en la que, al fin, nos libremos del olor a garbanzo y de la competencia de los juzgados españoles. Vive le France!. Garson, sivuplé una copa de Fundador y una farias....!

[FelixSeAzuza]

Ya sospechaba yo - y lo dejé por escrito - que en el futuro la verdad no la iba a decidir el análisis lógico, científico, racional o simplemente sensato, sino una potencia nueva, animal, poliédrica y a la vez muy homogénea: la opinión pública.

Los ganadores del premio Planeta son opinión pública; a la par alimento y deyección de campañas de creación de deseo y necesidad entre las masas de leer lo que otros, que suponen más sabios, han preparado para ellos como un manjar intelectual. Los grandes bestsellers - y me vienen a la memoria esa que la publicidad ha venido a calificar como "La Trilogía Milenium", a la que aseveran propiedades paralizantes y casi hipnóticas, hasta el punto de que al empezar a leer cualquiera de los tres libros se entra en un estado semicatatónico que hace al lector olvidarse de sus obligaciones laborales, domésticas y casi fisiológicas - son platos preparados en cocinas en las que reina no el arte, ni la novedad, sino el comercio.

No pretendo elevar un altar en el que sacrificar alguna de estas obras, a mayor gloria de la éstica y la estética, de espaldas al público que ruge como si oficiara una misa tridentina, pero, ¿no creeis que cada bestseller acaba con la posibilidad de que un lector acceda a una obra que le pudiera aportar más que una inmediata satisfacción alimenticia? ¿No creeis que, al alimentar al lector con gachas, y saciarlo, se impide la posibilidad de que aspirara a una mejor cocina?

[Juan Manuel de Prada]

Entenderé, querido Felix, que tu crítica a los éxitos de ventas no estará motivada por la envidia, sino por tu reconocido afán por eviscerar los problemas, dejando aparte la bilis, en la búsqueda de soluciones que trasciendan más allá de tus deseos de fama, oropel o saldo en tu cuenta corriente.

Yo soy un autor de libros de éxito, y no me averguenzo de ello. Puede que con la lectura de alguna de mis maravillosas obras, no siempre bien ponderadas por la crítica especializada, cainita por ser española, pero gracias a Dios minoritaria, alguien puede haber tenido la picazón de la curiosidad lectora. Puede que de mi "Coños" haya caido en brazos de Ramón Gomez de la Serna, o en la lectura compulsiva del "Lib". Puede que mi "Máscaras del heroe" haya rehabilitado a Cansinos-Assens, haya excitado la curiosidad por Borges o haya abierto la puerta a una relectura de Valle Inclán a quienes le cerraron la puerta en el bachillerato.

¿De que sirve el oficio de la literatura si no tiene trascendencia para el gran público? Se convierte en un ejercicio de estética vacía, de autocomplacencia, de una especie de germanía sólo para iniciados, cada vez más distantes de la vida real.

Las gachas son mejor que el hambre, y las gachas son vicarias de la cocina más trascendental. Son camino, posibilidad de revelación, acicate para quienes puedan ser rescatados de la barbarie, por tener en si mismos el gérmen de querer la salvación.