Te odio. Si. No puedo mirarte a los ojos sin que mi cuerpo se estremezca y me duela respirar. Te he querido demasiado, y se que no serás la ultima. Pero ahora si lo eres, la única y definitiva. Nunca mas podré ser feliz. Ni olvidándote. Ni abandonándome a la ira.
Ya nadie me da esperanzas y solo veo un largo pasillo, con tu rechazo esperándome al final. Las primeras veces fueron de indiferencia ante tus movimientos delicados y apacibles. Poco a poco vino a mi la condena. Y de golpe me di cuenta. Si bien no fue algo de mi agrado, la esperanza me acompaño en esos momentos de incertidumbre. Siempre la misma maldita esperanza, que hace que mi caída sea mas larga y dolorosa
El mundo no tiene la culpa porque por ahora no dejará de dar vueltas y el destino me deparará otra oportunidad para el amor-odio en el que me retuerzo. Siempre es la suerte. Pero mi cara de la moneda es siempre cruz. En ocasiones me asomo a la superficie de todo esto y dejo atrás la tortura a la que yo mismo me someto. La brisa me hace respirar por primera vez en mucho tiempo. Solo me queda encontrar el camino hacia el olvido. Y tu te borrarás de mi memoria. Solo recordare lo doloroso de todo. Solo quedará odio....