[Dragó Powa] El último libro que te has leído.

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ENNAS
moromielda
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por ENNAS »

Relámpagos Jean Echanoz, 2010.

Es una novelización humorística de la vida del inventor Nicola Tesla. Se lee fácil y rápido, ciento cincuenta páginas en letra grande. Menciona de pasada sus inventos sin profundizar mucho en éllos. El personaje principal más que a un científico recuerda a Zlatan Ibrahimovic (o Drazen Petrovic) y el tópico sobre los volcánicos balcánicos.

La cosa es que que entre risas y bromas te cuenta el funcionamiento del capitalismo, la competencia desleal de Edison hacia Westinghouse, la diferencia entre ricos, muy ricos y riquísimos a la hora de dar una fiesta y el chiste de John Pierpont Morgan entra en un bar y dice...

Incluso el triste final del inventor es contado a base de humoradas. Está muy bien.

Duda teórica. Me da la impresión de que los autores modernos franceses tratan de recrear el estilo de la Ilustración y evocar a los Diderot o Voltaire con un estilo de narración que bajo su aparente ligereza es bastante irónico con la sociedad. Así a bote pronto, "Ampliación del campo de batalla" y "Las partículas elementales" de Michel Houellebecq y "La elegancia del erizo" de Muriel Barbery, tienen cierto parecido de familia con esta novela de Echenoz. ¿A vosotros qué os parece?

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puagh
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por puagh »

Je suis absoluement d'accord.

Aunque no lo veo tan humorístico, con la comparación de esa ligereza con la ilustración lo has clavado.

Ahora sigue con Correr y Ravel (el mejor de los tres).
Como ver a Platón y Aristóteles haciendo un 69 disfrazados de la patrulla canina.
Ramón, Telephono roto 2020.

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rianxeira
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por rianxeira »

El Marciano de Andy Weir

Dia 6 de la Ares 3, tercera misión tripulada a Marte. Una tormenta por encima de los límites de seguridad obliga a evacuar anticipadamente, y mientras lo hacen unos restos golpean al astronauta Mark Watney y sus compañeros lo dejan por muerto. Por un cúmulo de casualidades no lo está y cuando despierta se encuentra solo, sin vehículo de escape. La radio ha sido destruida en la tormenta así que nadie sabe que está vivo. Le quedan alimentos para alimentar a la misión 50 días y la próxima misión (Ares 4) llegará en 4 años a 3200 km de donde está, y sin saber que está vivo para ir a recogerle. Aquí comienza el libro.

Libro totalmente recomendable si te gusta el tema de la ciencia ficción y los viajes espaciales. Desprende sensación de realismo desde la primera página (no cuento la sucesión de desgracias necesarias para hacer de este un libro de aventuras), de hecho lo menos creíble de todo es que la NASA tenga dinero para ejecutar la misión inicial.

He leído algunas críticas poniendo pegas relativas a la reacción y la actitud del protagonista, y no estoy de acuerdo con ellas. Cada uno se enfrenta a la muerte de una manera distinta. La gente sencillamente espera que al despertar y ver que no está la nave se haga un ovillo y se pase llorando todo el tiempo hasta morir. Precisamente por no hacer eso es por lo que no muere, y a lo largo de la historia numerosos exploradores han sobrevivido precisamente por no comportarse así. Otros no lo consiguieron pero al menos lo intentaron y no se quedaron sentados a esperar la muerte.

La pega está en la escritura. Tiene buen ritmo, es entretenida y no se hace pesada en ningún momento, pero te deja la sensación de que podía estar mejor escrita, eso le ha quitado la estrella que le falta. El personaje en si es alguien divertido y con ganas de vivir con el que el lector puede congeniar de inmediato, pero el resto de personajes son bastante planos, simplemente reaccionando como se espera de ellos, sin matices y muy estereotipados.

Aviso: contiene ciencia real (muy muy sencilla). Me ha recordado a la misión tipo que tenía la NASA para ir a marte hace unos años, pero con mucho mas dinero (en el libro implica 19 lanzamientos por aterrizaje y un crucero espacial, en la vida real con 4 o 5 lanzamientos por misión se dan con un canto en los dientes). Te queda la sensación de que lo difícil es llegar allí. Una vez en el planeta, con los suficientes recursos para comenzar y el entrenamiento adecuado puedes quedarte el tiempo que quieras.

Se lee rápido, no lo he mirado pero yo creo que he tardado bastante menos de 12 horas, me dolía tener que dejar de leerlo para hacer otras cosas. Está previsto estrenar la película este año.

Un 4 sobre 5

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ENNAS
moromielda
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por ENNAS »

"El mar no existe; hay puerto a lo lejos, y su comercio. Los negociantes —tez parda, nariz
cinzolina manos rugosas y duras, mesas escritorios con salvadera, poco amigos de filaterías—
garganteros, desconfiados, regateadores, gustosos de cierto toreo efectista, agarrados a muerte a las
rejas de los bancos, viven para su comercio; todos son hijos de la tierra rojal, ricos por herencia,
mohatra o tozudez; no tienen más Dios que sus naranjos, ni más Virgen que la de los Desamparados
(la patrona es la Magdalena, pero se la tiene en menos que a la valentina). Andan con blusa negra,
camisa blanca, sombrero negro, pantalón negro, zapatos negros o alpargatas blancas, luciendo sus
cheques, sus amigos de Hamburgo o Liverpool, sus perros de caza. El que más y el que menos
estuvo en les Halles o en Bremen; traen de Europa un gran desprecio por lo que no sea suyo.
—Ché, allá fa molt de fret.
Para ellos la cocina con mantequilla es un insulto personal. Hay quien se ha pasado meses y aun
años nutriéndose en París o en Londres de huevos pasados por agua y jamón, y de este último tienen
mucho que decir:
—Lo llaman jamón de Parma y lo venden italianos.
Todo vive de la naranja, que es sagrada —ella, sus manipulaciones, sus cursos, los abonos, los
fletes, la temperatura y los cambios. Lo demás inexiste: importa la tierra y su cuidado: a nadie se le
ocurrirá construirse una casa a orillas del mar, sino huerta adentro, aunque el calor y los cínifes le
obliguen a vivir a oscuras y a dormir entre tarlatanas. Los baños llegaron hace poco, y por el qué
dirán, que en el mar, nunca —o, a lo sumo, mojarse las posaderas un día en San Sebastián, después
de la feria de Valencia, en compañía de la cónyuge, para dar que hablar. El pescado no suele ser
plato corriente, como no esté dignificado por el arroz. Cuando se habla de agua se sobrentiende
siempre que es la de riego. No hay rico que tenga canoa automóvil, coches, sí: Castellón de la
Plana, paraíso de los Ford y de los Chevrolet; América del Norte les suena muy fuerte en los oídos y
en las imaginaciones, y se ha injertado, estos años, mucha «California».
El Casino es el Casino, muy Renacimiento español, más Renacimiento español que todo, con sus
partidas de julepe, de dominó y sus tiradores: porque aquí, y en Valencia, el tiro de pichón no tiene
el tono aristocrático que cobra en Andalucía o en Madrid.."


Max Aub. El laberinto mágico, Campo cerrado. 1943.

biblioteca.mygeocom.com/?wpfb_dl=2214

Este párrafo está en la página 14 del enlace que os cuelgo. Voy por la 18 de 108, y me está pareciendo una maravilla. Es mejor que Rafael Chirbes con el que tiene cierto "parecido de familia". Dicen los editores que no hay que molestarse en buscar el significado de las palabras desconocidas. Dicen bien porque son tantas...

Es mejor leerle de corrido incluso aunque no se comprenda cabalmente a que se refiere. Su estilo tiene unidad interna. Voluptuoso con la palabra y racional con la semántica. Renacentista. Y no es un español "inventado" por las influencias valencianas catalano-parlantes, alemanas, francesas o sefardíes presentes en la biografía de Max Aub. Resulta que las palabras "raras" existen en el diccionario castellano, pero nadie las usa salvo él.

Antes le compare con su paisano, también diría que es como Valle-Inclán o García Lorca, otros estilistas de la lengua, pero más centrado en la carnalidad de su historia que en lucirse ante el lector. No es fácil entenderle, pero se disfruta mucho leyéndole. ¡Animáos a hacerlo!

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mayhem
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por mayhem »

El fragmento colgado desde luego invita a seguir leyendo. Me lo apunto, Ennas, gracias.
Dolordebarriga escribió:Mayhem, te nombro phorero del año

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Dolordebarriga
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por Dolordebarriga »

El otro día, precisamente unos pocos días después de la muerte de su autora, me acabé la saga Roma, siete libracos del copón que narran los ultimos años de la república, desde Cayo Mario hasta la derrota de Marco Antonio a manos de Octavio Augusto. Colleen Mccullough es una puta fiera narrando los años más interesantes de la civilización romana, los siete libros son super amenos a la par que rigurosos, por supuesto que la autora fabula en ocasiones, las fuentes no lo cuentan todo y el formato elegido, novela, lleva a tener que parchear muchas cosas para darle sentido a la saga pero todos los personajes históricos son realmente creibles y además la autora no se casa con ninguno, vamos que todos tienen clarooscuros, como debió ser. Cesar es fascinante, y el grueso de la historia de centra en él, como es lógico, pero todo el "paisaje" y los "actores" están perfectamente trabajados. Recomendada a muerte.

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YO ESTOY INDIGNADO

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rianxeira
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por rianxeira »

Coño, ¿se ha muerto? Que pena.

Si sientes morriña puedes leerte "La canción de troya". Es sólo una novela, contando toda la guerra de Troya, mezclando fábula y posible realidad. No está al nivel de la saga de roma pero es bastante entretenida.

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Yongasoo
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por Yongasoo »

Los tengo apuntados, yo casualmente estoy leyendo otro sobre el final del imperio romano, este centrado en el ascenso de Constantino y del cristianismo, está bastante bien, pensé que se iba a hacer denso pero resulta bastante ameno, aunque todavía me queda una cuarta parte del libro (es largo y vengo con muy poco tiempo + minecraft), así que no quiero adelantarme para juzgarlo.
"Apathy's a tragedy
And boredom is a crime"

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ENNAS
moromielda
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por ENNAS »

Mi lucha (Adolf Hitler, 1926)

Página 7, La vida es dura: "Mi vida en el hogar paterno se diferenció poco o nada de la de los demás. Sin preocupaciones podía esperar todo nuevo amanecer y no existían para mí los problemas sociales. El ambiente que rodeó mi juventud era el de los círculos de la pequeña burguesía, es decir, un mundo que muy poca conexión tenía con la clase netamente obrera, pues, aunque a primera vista resulte paradójico, el abismo que separaba a estas dos categorías sociales, que de ningún modo gozan de una situación económica desahogada, es a menudo más profundo de lo que uno pueda imaginarse. El origen de esta –llamémosle belicosidad-radica en que el grupo social que no hace mucho saliera del seno de la clase obrera, siente el temor de descender a su antiguo nivel de gente poco apreciada, o que se le considere como perteneciente todavía a él. A esto hay que añadir que para muchos es agrio el recuerdo de la miseria cultural de la clase proletaria y del trato grosero de esas gentes entre sí, lo cual, por insignificante que sea su nueva posición social, llega a hacerles insoportable todo contacto con gente de un nivel cultural ya superado por ellos.

Así ocurre que, apenas considera posible el “parvenu” aquello que es frecuente entre personas de elevada situación que, descendiendo de su rango, se acercan hasta el último prójimo. No se olvide que “parvenu” es todo aquel que por propio esfuerzo sale de la clase social en que vive para situarse en un nivel superior. Ese batallar, con frecuencia muy rudo, acaba por destruir el sentimiento de conmiseración. La propia dolorosa lucha por la existencia anula toda comprensión para la miseria de los relegados.

En este orden quiso el destino ser magnánimo conmigo, constriñéndome a volver a ese mundo de pobreza y de incertidumbre que mi padre abandonara en el curso de su vida. El destino apartó de mis ojos el fantasma de una educación limitada propia de la pequeña burguesía. Empezaba a conocer a los hombres y aprendía a distinguir los valores aparentes o los caracteres exteriores brutales, de lo que constituía su verdadera mentalidad."


Página 8, puto Mordor centralista y opresor: "Al finalizar el siglo XIX, Viena se contaba ya entre las ciudades de condiciones sociales más desfavorables. Riqueza fastuosa y repugnante miseria caracterizaban el cuadro de la vida en Viena. En los barrios centrales se sentía manifiestamente el pulsar de un pueblo de 52 millones de habitantes con toda la dudosa fascinación de un Estado de nacionalidades diversas. La vida de la Corte, con su boato deslumbrante, obraba como un imán sobre la riqueza y la clase del resto del Imperio. A tal estado de cosas se sumaba la fuerte centralización de la monarquía de los Habsburgo y en ello radicaba la única posibilidad de mantener compacta esa promiscuidad de pueblos, resultando, por consiguiente, una concentración extraordinaria de autoridades y oficinas públicas en la capital y sede del Gobierno. Sin embargo, Viena no era sólo el centro político e intelectual de la vieja monarquía del Danubio, sino que constituía también su centro económico. Frente al enorme conjunto de oficiales de alta graduación, funcionarios, artistas y científicos, había un ejército mucho más numeroso de proletarios y frente a la riqueza de la aristocracia y del comercio reinaba una sangrante miseria. Delante de los palacios de la Ringstrasse, pululaban miles de desocupados y en los trasfondos de esa vía triunphalis de la antigua Austria, vegetaban vagabundos en la penumbra y entre el barro de los canales. En ninguna ciudad alemana podía estudiarse mejor que en Viena el problema social. Pero no hay que confundir. Ese “estudio” no se deja hacer “desde arriba”, porque aquel que no haya estado al alcance de la terrible serpiente de la miseria jamás llegará a conocer sus fauces ponzoñosas. Cualquier otro camino lleva tan sólo a una charlatanería banal o a una mentida sentimentalidad. Ambas igualmente perjudiciales, una porque nunca logra penetrar el problema en su esencia y la otra porque no llega ni a rozarlo. No sé qué sea más funesto: si la actitud de no querer ver la miseria, como lo hace la mayoría de los favorecidos por la suerte o encumbrados por propio esfuerzo, o la de aquéllos no menos arrogantes y a menudo faltos de tacto, pero dispuestos siempre a dignarse a aparentar que comprenden la miseria del pueblo. Esas gentes hacen siempre más daño del que puede concebir su comprensión desarraigada de instinto humano; de ahí que ellas mismas se sorprendan ante el resultado nulo de su acción de “sentido social” y hasta sufran la decepción de un airado rechazo, que acaban por considerar como una prueba de la ingratitud del pueblo."


Página 12, era joven e inconsciente: "Mal podría afirmar que me hubiera parecido particularmente grata la forma en que debí llegar a conocerlos. Yo seguía viendo en el judío sólo la cuestión confesional y por eso, fundándome en razones de tolerancia humana mantuve aún entonces mi antipatía por la lucha religiosa. De ahí que considerase indigno de la tradición cultural de un gran pueblo el tono de la prensa antisemita de Viena. Me impresionaba el recuerdo de ciertos hechos de la Edad Media, que no me habría agradado ver repetirse."


Página 18, ¿democracia para qué?: "Así como un líder de verdad renunciará a una actividad política, que en gran parte no consiste en obra constructiva, sino más bien en el regateo por la merced de una mayoría parlamentaria, el político de espíritu pequeño, en cambio, se sentirá atraído precisamente por esa actividad.

Pero pronto se dejarán sentir las consecuencias si tales mediocres componen el gobierno de una nación. Faltará entereza para obrar y se preferirá aceptar la más vergonzosa de las humillaciones antes que erguirse para adoptar una actitud resuelta, pues, nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa siempre la ignorancia, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de 100 cabezas huecas no se hace un sabio, de 100 cobardes no surge nunca una heroica decisión.

Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre el Führer, mayor será el número de aquéllos que, dotados de ínfima capacidad, se creen igualmente llamados a poner al servicio de la nación sus imponderables fuerzas. De ahí que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que celebren todo escándalo que reduzca la hilera de los que por delante esperan.... La consecuencia de todo esto es la espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y repartos públicos de un organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser hasta catastrófico."


Página 19, la canallesca: "Aquello que de ordinario denominamos “opinión pública” se basa sólo mínimamente en la experiencia personal del individuo y en sus conocimientos; depende más bien casi en su totalidad de la idea que el individuo se hace de las cosas a través de la llamada “información pública”, persistente y tenaz. La prensa es el factor responsable de mayor volumen en el proceso de la “instrucción política”, a la cual, en este caso se le asigna con propiedad el nombre de propaganda; la prensa se encarga ante todo de esta labor de “información pública” y representa así una especie de escuela para adultos, sólo que esa “instrucción” no está en manos del Estado, sino bajo las garras de elementos que en parte son de muy baja ley. Precisamente en Viena tuve en mi juventud la mejor oportunidad de conocer a fondo a los propietarios y fabricantes espirituales de esa máquina de instrucción colectiva. En un principio debí sorprenderme al darme cuenta del tiempo relativamente corto en que este pernicioso poder era capaz de crear cierto ambiente de opinión, y esto incluso tratándose de casos de una mixtificación completa de las aspiraciones y tendencias que, a no dudar, existían en el sentir de la comunidad. En el transcurso de pocos días, esa prensa sabía hacer de un motivo insignificante una cuestión de Estado notable e inversamente, en igual tiempo, relegar al olvido general problemas vitales o, más simplemente, sustraerlos a la memoria de la masa.

De este modo era posible en el curso de pocas semanas henchir nombres de la nada y relacionar con ellos increíbles expectativas públicas, adjudicándoles una popularidad que muchas veces un hombre verdaderamente meritorio no alcanza en toda su vida; y mientras se encumbran estos nombres que un mes antes apenas si se habían oído pronunciar, calificados estadistas o personalidades de otras actividades de la vida pública dejaban llanamente de existir para sus contemporáneos o se les ultrajaba de tal modo con denuestos, que sus apellidos corrían el peligro de convertirse en un símbolo de villanía o de infamia."


Página 20, a Hitler tampoco le gusta el PPSOE: "El parlamentarismo democrático de hoy no tiende a constituir una asamblea de sabios, sino a reclutar más bien una multitud de nulidades intelectuales, tanto más fáciles de manejar cuanto mayor sea la limitación mental de cada uno de ellos. Sólo así puede hacerse política partidista en el sentido malo de la expresión y sólo así también consiguen los verdaderos agitadores permanecer cautelosamente en la retaguardia, sin que jamás pueda exigirse de ellos una responsabilidad personal."


Página 22, vivan las asambleas populares: "El forum más amplio, de auditorio directo, no está en el hemiciclo de un parlamento. Hay que buscarlo en la asamblea pública, porque allí hay miles de gentes que se arremolinan con el exclusivo fin de escuchar lo que el orador ha de decirles, en tanto que en el plenario de una Cámara de diputados se reúnen sólo unos pocos centenares de personas, congregadas allí, en su mayoría, para cobrar dietas y de ningún modo para dejarse iluminar por la sabiduría de uno u otro de los señores “representantes del pueblo”.

Los diputados pangermanistas podían quedarse roncos de tanto hablar; su esfuerzo resultaba siempre estéril. Y en cuanto a la prensa, guardaba un silencio de tumba o mutilaba los discursos hasta el punto de hacerlos incongruentes y llegando incluso a tergiversarlos en su sentido, proporcionando así a la opinión pública una pésima sinopsis de la esencia del nuevo movimiento."


Página 31, el sueño liberal termina en pesadilla: "Nada me había contristado tanto en los agitados años de mi juventud como la idea de haber nacido en una época que parecía erigir sus templos de gloria exclusivamente para comerciantes y funcionarios. Las fluctuaciones de la historia universal daban la impresión de haber llegado a un grado tal de aplacamiento, que bien podía creerse que el futuro pertenecía realmente sólo a la “competencia pacífica de los pueblos” o lo que es lo mismo, a una tranquila y mutua ratería con exclusión métodos violentos de defensa. Los diferentes Estados iban asumiendo cada vez más el papel de empresas que se socavaban recíprocamente y que también recíprocamente se arrebataban clientes y pedidos, tratando de aventajarse los unos a los otros por todos los medios posibles, y todo esto en medio de grandes e inofensivos aspavientos. Semejante evolución no solamente parecía persistir, sino que por recomendación universal debía también en el futuro transformar el mundo en un único gigantesco bazar en cuyos halls se colocarían, como signos de la inmortalidad, las efigies de los especuladores más refinados y de los funcionarios de administración más desidiosos. De vendedores podían hacer los ingleses, de administradores los alemanes, y de propietarios no otros, por cierto, que los judíos."


Página 32, propaganda: "La capacidad de asimilación de la gran masa es sumamente limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión, en cambio es enorme su falta de memoria. Teniendo en cuenta estos antecedentes, toda propaganda eficaz debe concretarse sólo a muy pocos puntos y saberlos explotar como apotegmas hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de aquello que se persigue. En el momento en que la propaganda sacrifique ese principio o quiera hacerse múltiple, quedará debilitada su eficacia por la sencilla razón de que la masa no es capaz de retener ni asimilar todo lo que se le ofrece. Y con esto sufre detrimento el éxito, para acabar a la larga por ser completamente nulo.

Fue un error fundamental poner en ridículo al adversario, como lo hacía la propaganda de las hojas humorísticas de Austria y Alemania; error fundamental, porque el individuo al verse, cuando llegaba el momento, cara a cara con el enemigo, cambiaba por completo de convicción, lo cual por cierto debió traer muy graves consecuencias. Bajo la impresión inmediata de la resistencia que oponía el adversario, el soldado alemán se sintió defraudado por aquellos que hasta entonces habían ilustrado su criterio, y en lugar de experimentar una reacción de mayor espíritu combativo o por lo menos una consolidación del mismo, se produjo el fenómeno contrario; sobreviniendo un momentáneo desaliento.

Opuestamente a esto, la propaganda de guerra de los ingleses y de los americanos era psicológicamente adecuada porque al pintar a los alemanes como a bárbaros, como si fuesen los hunos, predisponían a sus soldados a los horrores de la guerra y contribuían así a ahorrarles decepciones. El arma más temeraria que hubiese podido emplearse contra ellos no les debía entonces parecer más que una comprobación de lo ya oído, acrecentándose de este modo su fe en la rectitud de las apreciaciones de su gobierno y ahondando por otra parte su furor y su odio contra el enemigo maldito.

Así fue como el soldado inglés jamás tuvo la impresión de haber sido falsamente informado desde su país, muy al contrario de lo que sensiblemente ocurría con el soldado alemán, que acabó por rechazar en general como “embustes” las informaciones que recibía desde retaguardia.

La finalidad de la propaganda no consiste en compulsar los derechos de los demás, sino en subrayar con exclusividad el propio, que es el objeto de esa propaganda...

...La masa del pueblo es incapaz de distinguir dónde acaba la injusticia de los demás y dónde comienza la suya propia.

La gran mayoría del pueblo es, por naturaleza y criterio, de índole tan femenina, que su modo de pensar y obrar se subordina más a la sensibilidad anímica que a la reflexión. Esa sensibilidad no es complicada, por el contrario es muy simple y rotunda. Para ella no existen muchas diferenciaciones, sino un extremo positivo y otro negativo: amor u odio, justicia o injusticia, verdad o mentira, pero jamás estados intermedios.

Todo esto lo supo comprender y tomar en cuenta en forma realmente genial la propaganda inglesa. "


Página 41, perrofláutica anticapitalista: "En la primera conferencia de Gottfried Feder sobre la “abolición de la esclavitud del interés” me di cuenta inmediatamente de que se trataba de una verdad teórica de trascendental importancia para el futuro del pueblo alemán. La separación radical entre el capital bursátil y la economía nacional, ofrecía la posibilidad de oponerse a la internacionalización de la economía alemana, sin comprometer al mismo tiempo, en la lucha contra el capital, la base de una autónoma conservación nacional. Yo presentía demasiado claro el desarrollo de Alemania, para no saber que la lucha más intensa no debía ya dirigirse contra los pueblos enemigos, sino contra el capital internacional. En las palabras de Feder descubrí un lema grandioso para esa lucha del porvenir. El curso de acontecimientos ulteriores debió encargarse de probarnos cuán cierta fue nuestra previsión de aquel tiempo. Los iluminados entre nuestros políticos burgueses ya han dejado de burlarse de nosotros; ellos mismos ven hoy –siempre que no se trate de deliberados falseadores de la verdad- que el capitalismo internacional de la Bolsa no sólo fue el mayor instigador de la guerra, sino que también ahora, en la post-guerra, no cesa en su empeño de hacer de la paz un infierno."

Página 49, contra la emigración y la gentrificación: "Aún debe mencionarse otro aspecto crítico: A fines del siglo pasado nuestras ciudades fueron perdiendo cada vez más el carácter de emporios de cultura para descender a la categoría de simples conglomerados humanos. La escasa conexión existente entre el proletariado actual de nuestras grandes urbes y el lugar mismo donde éste vive, evidencia que en tal caso no se trata efectivamente más que de un punto ocasional de residencia del individuo. Proviene esto del frecuente cambio de lugar debido a las condiciones sociales, cambio que no le da al obrero el tiempo necesario para crear una relación más estrecha con el medio donde habita; por otro lado, sin embargo hay que buscar también la razón de ese estado de cosas en el hecho de que las ciudades actuales son insignificantes y pobres en todo lo que a la cultura general se refiere. Esas ciudades no son otra cosa que un hacinamiento de enormes bloques de viviendas de alquiler, y nadie podrá sentir cariño por una ciudad que no ofrece un mayor atractivo que otra similar, carente de toda nota propia y en la cual se prescindió de todo cuanto representa arte."


Página 60, bienaventurados cuando en mi nombre os persigan: "El futuro de un movimiento depende del fanatismo, si se quiere, de la intolerancia con que sus adeptos sostengan su causa como la única justa y la impongan frente a otros movimientos de índole semejante.

Es un gran error creer que la potencialidad de un movimiento se acreciente por efecto de la fusión con otro movimiento análogo. Ciertamente toda expansión en este orden significa numéricamente un aumento, dando al observador superficial la impresión de haberse vigorizado también el poder del movimiento mismo; pero la verdad, es que éste se adjudica los gérmenes de un debilitamiento que no tardará en hacerse manifiesto.

La magnitud de toda organización poderosa que encarna una idea, estriba en el religioso fanatismo y en la intolerancia con que esa organización, convencida íntimamente de la justicia de su causa, se impone sobre otras corrientes de opinión. Si una idea es justa en el fondo y así armada inicia su lucha, será invencible en el mundo: toda persecución no conducirá sino a aumentar su fuerza interior.

La grandeza del Cristianismo no se debió a componendas con corrientes filosóficas más o menos semejantes de la antigüedad, sino al inquebrantable fanatismo con que proclamó y sostuvo su propia doctrina.

Los secuaces de nuestro movimiento no deben temer el odio ni las vociferaciones de los enemigos de nuestra nacionalidad y de nuestra ideología; por el contrario, deberán más bien ansiarlas. La mentira y la calumnia son manifestaciones propias de ese odio."


Página 62, contra los usuarios de Internet: "Jamás podré prevenir suficientemente a nuestro joven movimiento sobre el peligro de caer en la red de los llamados “trabajadores silenciosos”. Estos no sólo son cobardes, sino también incapaces y haraganes. Todo hombre que está enterado de una cosa, que se da cuenta de un peligro latente, y que ve la posibilidad de remediarlo, tiene necesariamente la obligación de asumir en público una actitud franca en contra del mal, buscando su curación, en lugar de concretarse a obrar “silenciosamente”.

La mayoría de los “trabajadores silenciosos” se dan ínfulas de saber, ¡Dios sabe qué! Ninguno de ellos sabe nada, pero tratan de sofisticar al mundo entero con sus artificios; son perezosos, pero despiertan por medio de su decantado trabajo “silencioso” la impresión de que tienen una actividad enorme y diligente. En una palabra, son embusteros y traficantes políticos, que detestan el trabajo honrado de los otros.

Incluso el más simple agitador que tiene el coraje de defender su causa abierta y varonilmente ante los adversarios en la taberna, labora más que mil de esos hipócritas, mentirosos y pérfidos."


Página 63: "Se debe considerar cuán paupérrimos son los puntos de vista de los cuales emanan generalmente los llamados “programas políticos” y la forma cómo éstos son ataviados de tiempo en tiempo con ropajes nuevos. Siempre es el mismo e invariable motivo el que induce a formular nuevos programas o a modificar los existentes: la preocupación por el resultado de la próxima elección. Se reúnen comisiones que “revisan” el antiguo programa y redactan uno “nuevo”, prometiendo a cada uno lo suyo. Al campesino, se le ofrece para su agricultura; al industrial, para su manufactura; al consumidor, facilidades de compra; los maestros de escuela recibirán aumento de sueldo; los funcionarios mejoramiento de pensiones; viudas y huérfanos gozarán de la ayuda del Estado en escala superlativa; el tráfico, será fomentado; las tarifas, experimentarán considerable reducción y hasta los impuestos quedarán poco menos que abolidos.

Apoyados en estos preparativos y puesta la confianza en Dios y en la proverbial estulticia del cuerpo electoral, inician los partidos su campaña por la llamada “renovación” del Reich. Pasadas las elecciones, el “señor representante del pueblo”, elegido por un período de cinco años, se encamina todas las mañanas al congreso y llega, por lo menos, hasta la antesala donde encuentra la lista de asistencia. Sacrificándose por el bienestar del pueblo, inscribe allí su ilustre nombre y toma, a cambio de ello, la muy merecida dieta que le corresponde como insignificante compensación por este su continuado y agobiante trabajo.

Al finalizar el cuarto año de su mandato, o también en otras horas críticas, pero especialmente cuando se aproxima la fecha de la disolución de las cortes, invade súbitamente a los señores diputados un inusitado impulso y las orugas parlamentarias salen, cual mariposas de su crisálida, para ir volando al seno del “bien querido” pueblo. De nuevo se dirigen a sus electores, les cuentan de sus labores fatigantes y del malévolo empecinamiento de los adversarios. Dada la granítica estupidez de nuestra humanidad, el éxito no debe sorprendernos. Guiado por su prensa y alucinado por la seducción del nuevo programa, el rebaño electoral, tanto “burgués” como “proletario”, retorna al establo común para volver a elegir a sus antiguos defraudadores."

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Página 74, ¡viva la utopía!: "Y qué no se diga que éste sería un estado de cosas ideal, impracticable en el mundo en que vivimos, e imposible de ser jamás logrado.

Tampoco nosotros somos tan ingenuos como para creer que se podría llegar a crear una época exenta de anomalías. Pero esta consideración no salva el imperativo que se tiene de combatir errores reconocidos como tales, corregir defectos y aspirar a la consecución de lo ideal. La dura realidad se encargará por sí sola de imponernos múltiples limitaciones. Y justamente por eso, el hombre debe empeñarse en servir al fin supremo sin dejarse arredrar en su propósito, por la misma razón que no se puede renunciar a los tribunales de justicia, porque estos incurren en errores, ni menos detestar los medicamentos porque, pese a ellos, siguen existiendo enfermedades."


En esa misma página, ¿racista yo?; racionalista, más bien: "Bien sé que todo esto se oye con desagrado; mas, difícilmente podrá imaginarse la existencia de algo que sea más ilógico y más absurdo que nuestro actual derecho de ciudadanía. Existe una nación extranjera en la cual se deja ya sentir, por lo menos tímidamente, la iniciación de un mejor criterio: es en los Estados Unidos de Norte América, donde se nota el empeño de buscar en este orden el consejo de la razón. Al prohibir terminantemente la entrada en su territorio de inmigrantes afectados de enfermedades infecto-contagiosas y excluir de la naturalización, sin reparo alguno, a los elementos de determinadas razas, los EE.UU. reconocen en parte el principio que fundamenta la concepción racial del Estado nacionalsocialista."


Página 77, po-de-mos: "Una ideología que irrumpe, tiene que ser intolerante y no podrá reducirse a jugar el rol de un simple “partido junto a otros”, sino que exigirá imperiosamente que se la reconozca como exclusiva y única, aparte de la transformación total –de acuerdo con su criterio-del conjunto de la vida pública. No podrá, por tanto, admitir la coexistencia de ningún factor representativo del antiguo régimen imperante.

Esta intolerancia es también propia de las religiones. Tampoco el Cristianismo se redujo sólo a levantar su altar, sino que, obligadamente, tuvo que proceder a la destrucción de los altares paganos. Únicamente, gracias a esa fanática intolerancia, pudo surgir la fe apodíctica, cuya condición previa consiste, precisamente en la intolerancia."



Página 78, muera la inteligencia: "Eso que nuestra burguesía solía observar con asombro, es decir, el hecho de que sólo las llamadas multitudes ignaras eran partidarias del marxismo, fue en realidad la condición básica que le aseguró a éste el triunfo. En efecto, mientras los partidos burgueses con su intelectualismo estratificado, representaban un conjunto indisciplinado y nulo, el marxismo formó de su material humano poco inteligente, un ejército de soldados políticos, que seguían al dirigente judío con la misma ciega obediencia que otrora a su oficial alemán en el ejército del Reich.

Jamás se quiso comprender que la potencialidad de un partido político no reside en la inteligencia ni en la independencia espiritual de cada uno de sus miembros, sino más bien en la obediencia disciplinada con que ellos se subordinan a sus dirigentes. Lo decisivo es la capacidad personificada en la jefatura misma. Quiere esto decir, por consiguiente, que para llevar a la victoria una ideología, se impone previamente la transformación de ésta en un movimiento de lucha, cuyo programa deberá lógicamente tener muy en cuenta el material humano de que dispone."


http://www.radioislam.org/historia/hitl ... df/spa.pdf

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Mozart
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.

Mensaje por Mozart »

THE KLF: CHAOS, MAGIC, MONEY. The Band Who Burned a Million Pounds.
Discordianismo, Eris la diosa del caos, Robert Anton Wilson, Illuminatus!, las pajas mentales de Alan Moore y su Ideaspace, Doctor Who, The Wicker man, ceremonias paganas... y sólo acabo de empezar. Genial.

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Está editado en español, aquí más info:
http://www.tiendabang.com/magento/index.php/otros/libros/john-higggs-caos-y-magia-la-banda-que-quemo-un-millon-de-libras-the-klf.html
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